Relación de 3

 

Aló, Iván

 

6:00 a.m. (riiin, riiin, riiin)

_ Aló

_ Hola, ¿eres Iván?

_ Sí, ¿quién habla?

_ Soy, José Carlos, el novio de karla.

_ ¿El novio de Karla? ¿Es una broma?

_ No es broma. Te llamo porque he visto en su celular que la llamas y le escribes, y quiero hacerte unas preguntas.

_ Uff…, está bien, pero antes respóndeme: ¿desde cuándo estás con ella y de dónde la conoces?

_ Estamos desde el 2022 y trabajamos juntos en la misma oficina.

_ Mmm…, bueno, pregúntame ahora.

_ Te preguntaba, ¿por qué la llamas tanto y escribes mensajes?

_ Lo hago, porque hasta donde yo sé, somos pareja, desde el 2022, también. En todo caso, creo que es a ella a quien le tendrías que preguntar.

_ Karla y yo nos vamos a casar. Así que, por favor, ya no te entrometas en mi relación.

_ Eso dícelo a ella. No soy yo quien está en falta.

_ No entiendo por qué me engañó contigo si a mi lado tiene  amor, comprensión, detalles, sexo. Por favor, ya no la busques.

_ Eso tendrá que decidirlo ella, y disculpa, pero se me hace tarde para ir a trabajar_. Cortó la llamada (por más que quiso evitar cerrar los ojos para reprimir las lágrimas, no pudo), fue a la cochera y sacó el carro para ir al trabajo. Llegó a la universidad, marcó su tarjeta y estacionó su movilidad frente a su oficina. Sentado todavía en la camioneta le marcó a la mujer que creyó tener de pareja por casi dos años.

Riiin, riiin, riiin

_ Aló, Iván

_ Ahora ya no me dices amor.

_ Por favor, Iván, no me vengas con sarcasmos.

_ Tú sí que no tienes sangre en la cara. En lugar de estar avergonzada por lo que has hecho te pones a la defensiva. Explícame ¿por qué me engañaste? Con razón había veces que no me contestabas el celular. Lo apagabas y luego me decías que te quedabas sin batería o que te hallabas durmiendo. Seguramente estabas con el pata.

_ Mira Iván, en primera, no tienes nada que reclamarme. Tú y yo solo tirábamos, pero no teníamos una relación formal. En ningún momento yo acepté regresar contigo, después de que tú me terminaste. Yo te busqué, te rogué y te escribí mensajes que siempre fueron dejados en visto; ahí te expliqué que estabas equivocado, que tus celos eran infundados y si bien es cierto que las circunstancias no me favorecieron, pero tampoco eran determinantes para que sentenciaras por concluida una relación. De ahí pasaron como cinco meses y me volviste a buscar diciendo que querías conversar conmigo. Me dijiste que me extrañabas y que estabas con la duda de haberte equivocado al terminar la relación. Ese día nos besamos, abrazamos y nos fuimos al hotel, pero en ningún momento acepté volver contigo, así que no tienes nada que reclamar. Reconozco que en la cama tienes lo tuyo, pero eso no es suficiente. Yo tengo veinticinco años y tú cuarenta. Aún no te divorcias y tienes un hijo a quien le dedicas tu tiempo todos los sábados; los domingos eran para compartir tiempo con tu familia, y de tu trabajo ni qué hablar, la gorda esa que te retenía trabajando hasta las 6:00 de la tarde, seguro esperando a que le hagas el favorcito, total ya te la habías tirado años anteriores. Por favor, Iván, ¿tú crees que una relación estable se construye en la cama, en un par de horas y dos o tres  veces a la semana? No tienes nada que ofrecerme. Mi mamá dice que una nunca debe meterse con hombres con hijo, porque siempre van a mantener el vínculo con la madre, tu sueldo siempre se va compartir con los hijos que pudiésemos tener; en fiestas navideñas o el día del padre te vas a tener que dividir en dos y si el chico se enferma siempre te va a llamar esa mujer.

_ Nunca hubiese imaginado que pensabas todo eso acerca de mi trabajo y mi familia, qué bueno que te sacaste la careta…aló, aló.