El jefecito del comedor Cerca de la 1:00 p.m., las colas del comedor seguían aumentando (por la puerta posterior, lateral y frontal), el sol radiante quemaba el rostro y cabeza de los comensales, los gritos bulliciosos: zampón, haz tu cola; amiga, despierta, no dejes que se metan; seguro son los de facufide; las antisonantes voces acompañadas de un megáfono y banderola en son de protesta. Tres de la tarde, ni un alma en los alrededores del comedor. El jefe del comedor estaba fumando cuando tocaron la puerta. _ Pase _ ordenó Entró una señorita de buen porte y sonriente le dijo: _ Buenas tardes, licenciado Abel, quisiera conversar con usted. _ Sí, dígame Mientras la coqueta y pícara estudiante se presentaba: me llamo Marifé, soy consejera de la Facultad de Inicial, y miembro de la comisión de almuerzos por el aniversario de mi facultad; quisiera saber qué documentos debo traer para que nuestro pedido sea atendido. Con la mirada embobada, el jefecito del comedor, esc
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Por Facebook Te miro por el face y vienen a mí los años de esplendor al lado tuyo. Una relación amorosa de tres años: compartiendo anécdotas, viajando juntos, experimentando emociones, conociendo un poco de ingeniería mecánica y tú aprendiendo un poco más sobre el sistema de la lengua (tú en la UNI y yo en la UNE-Cantuta). Derrepente, tu ausencia se empezó a justificar porque tenías que estudiar para tus prácticas calificadas, luego los trabajos de grupo y, finalmente, tus exámenes parciales y finales. Un par de meses después me dijiste haber conocido a una chica (rubia superficial, por cierto, tez blanca, delgada, caderona y bien tarrajeada; la típica mujer por la que el 99.9 % de hombres pierden la cabeza). Enamoramiento que te duró menos de un año, puesto que tu nueva conquista terminó yéndose con un hombre, muchos años mayor que tú; interesante cargo en la política de la universidad y de atractiva billetera. Supongo que mi poco atrevimiento sexual y la falta de coquetería f
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Aló, Iván 6:00 a.m. (riiin, riiin, riiin) _ Aló _ Hola, ¿eres Iván? _ Sí, ¿quién habla? _ Soy, José Carlos, el novio de karla. _ ¿El novio de Karla? ¿Es una broma? _ No es broma. Te llamo porque he visto en su celular que la llamas y le escribes, y quiero hacerte unas preguntas. _ Uff…, está bien, pero antes respóndeme: ¿desde cuándo estás con ella y de dónde la conoces? _ Estamos desde el 2022 y trabajamos juntos en la misma oficina. _ Mmm…, bueno, pregúntame ahora. _ Te preguntaba, ¿por qué la llamas tanto y escribes mensajes? _ Lo hago, porque hasta donde yo sé, somos pareja, desde el 2022, también. En todo caso, creo que es a ella a quien le tendrías que preguntar. _ Karla y yo nos vamos a casar. Así que, por favor, ya no te entrometas en mi relación. _ Eso dícelo a ella. No soy yo quien está en falta. _ No entiendo por qué me engañó contigo si a mi lado tiene amor, comprensión, detalles, sexo. Por favor, ya no la busques. _ Eso tendrá que de
Relación de 3
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En mitad de la madrugada seguían fluyendo los besos, abrazos, la tibieza de la piel, los movimientos de los cuerpos desnudos, la ropa regada en el suelo, el cigarro a medio apagar, las sábanas revueltas; sentí que tenía que decírselo... (y, entonces, se interrumpiría el eros). -Andrea, lo siento, pero tengo pareja. -Por qué recién me lo dices? De haberlo sabido no hubiese venido... -Tú no me preguntaste. No te mentí. Silencio total ... "No sabía qué decirle, cualquier frase de consuelo hubiese sido inútil". "Cuando conocí a Andrea me pareció agradable, su plática y su sonrisa me cautivaron (sus dientecitos blancos y derechos…), pero no era mi tipo (su cuerpo era llenito como un tamal, piel color de trigo, melena negra), seguramente, hubiese sido una buena elección como compañera de vida, para lo bueno y lo malo (un buen potencial para establecer un hogar y sentar cabeza)". Me gustaba tenerla de amiga (que me escuche, que me aconseje, que me aco
Mirando a otra, el día de San Valentín
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No encontrábamos el estacionamiento (no era posible que un hotel tan lujoso no lo tuviera), así que me bajé del carro para preguntarle a la recepcionista. La señorita, muy gentilmente, me indicó que el parqueo se encontraba a la vuelta del hotel, al costado de Casa Andina. Entonces, lo llamé por celular para decirle por dónde debía ingresar a la cochera. Lo esperé en la entrada y volví a subir a la camioneta para ubicarlo (difícil recorrido pues tenía las curvas muy estrechas, y en un solo sentido). Cuando llegamos al restaurante del hotel Marriot recibimos una atenc ión de primera. Una anfitriona nos dio el recibimiento, buscó nuestros nombres en su lista y nos llevó a una de las mesas que estaban libres. A los pocos minutos se acercó el capitán de meseros dándonos también la bienvenida y nos explicó que en unos minutos un camarero nos iba a atender. De pronto se acercó un mimo, vestido elegantemente, y me obsequió una flor hecha con globos (bonito detalle, por cierto). Después